Lo que no debería ser la Ciencia

Como otras actividades económicas, la divulgación científica se ha convertido en un negocio muy rentable para quienes intentan privatizar el conocimiento, obligando a entrar a los investigadores al 'sistema', quienes dicho sea de paso, son la pieza principal en este "juego", pues son ellos quienes tienen que repartir su tiempo entre otras muchas actividades relacionadas con la propia investigación y, en la mayoría de los casos, con la docencia, las cuales no voy a enumerar ¡pues vaya que son demasiadas! Dichas actividades requieren de la inversión de mucho tiempo y esfuerzo y que, en muchos casos, no compensa con los salarios que los docentes-investigadores reciben, al menos no en los países donde los gobiernos han decidido que la Ciencia no sea una prioridad. Tampoco voy a hacer referencia a la cantidad ingente de esfuerzo y dedicación necesarios para preparar un artículo a fin de ser enviado para su evaluación y publicación a alguna revista científica, así como para hacer las correcciones pertinentes en cada fase de su revisión por pares, el cual puede resultar en un proceso largo, tedioso y frustrante, a lo largo de varias semanas o incluso meses.

Fig. 1 Hay más neuronas en un cerebro que estrellas en una galaxia. 
Fuente: https://pymstatic.com/29595/conversions/teoria-agotamiento-del-ego-social.jpg

Para jugar un juego hay que conocer sus reglas, y el de la divulgación científica no es la excepción; pareciera que la única regla de este juego es: publica en cantidad, no importa qué. Es por ello que la actividad de publicar artículos científicos se ha prostituido al grado de que el único interés de sus "mejores jugadores" sea publicar en cantidad, dejando de lado la calidad. Y para ello, se valen de varias estratagemas, entre las cuales se incluye agregar coautores que prácticamente no aportaron nada en la investigación, pero que están ahí sólo para ganar "puntos" y mantener así su status y sus apoyos económicos, muchas veces formando su propio lobby. Es increíble ver que en artículos tan sencillos, al menos en al área de las ingenierías (como simulaciones por computadora, sin programación de por medio), incluyen, tres, cuatro o más coautores cuando todo mundo sabe que en el peor de los casos, uno o dos coautores son realmente los que hicieron los aportes significativos al trabajo de investigación. Otras de las prácticas comunes es la publicación de "refritos", esos artículos que prácticamente tienen el mismo contenido que alguno que le precedió (de los mismos autores, por supuesto), pero que simplemente por cambiar algunos parámetros o la forma de presentar los resultados se pretende que sean considerados para su publicación (nótese que aquí no hago referencia a la manipulación de resultados, la cual es una práctica en sí misma detestable/deleznable y no debería ser permitida bajo ninguna circunstancia). Claro está que tales prácticas son consentidas por las propias revistas, quienes intentan mantenerse activas, publicando prácticamente cualquier investigación que reciben y dejando de lado la rigurosidad que exige la Ciencia. Afortunadamente, en los últimos años pareciera que se han estado tomando acciones para revertir tales prácticas, por ejemplo, otorgando menos "puntos" a los coautores, dependiendo de su posición en la lista o para los autores que se referencian a sí mismos, lo cual en sí, en algunos casos es entendible que suceda, siempre y cuando se logre justificar adecuadamente, pues en muchas ocasiones una investigación es resultado de la continuación de una previa.

Por supuesto, las generalizaciones nunca son totalmente correctas y afortunadamente existen revistas en todos los campos de las ciencias que exigen un nivel de rigurosidad muy elevado, enfocados en la calidad de las publicaciones, sin embargo, las más de las veces, no están al alcance de los bolsillos de la mayoría de los investigadores, y en algunos casos, ni siquiera de sus universidades o centros de investigación, pues las cuotas "de recuperación" son demasiado elevadas (incluso en sus propias monedas), bajo el pretexto de que se deben cubrir los honorarios de todo el equipo, incluyendo por supuesto, a los revisores, quienes hacen la parte más relevante del proceso de publicación de un artículo científico, la revisión por pares, y que son finalmente quienes dan la credibilidad pública a una investigación, asumiendo por supuesto, que cuentan con el nivel de expertise necesario para evaluar procedimientos y resultados en la frontera de un campo en particular.

A todo esto, la intención del presente texto no es satanizar, ni mucho menos, las prácticas que realizan algunos investigadores, pues desgraciadamente (o quizá, afortunadamente, no lo sé) el 'sistema' así funciona y muchas veces no deja opción a otras alternativas, o al menos, si no se tiene el coraje o el interés de ir en contra de éste, ya sea por comodidad o por conveniencia, lo cual hasta cierto punto es entendible. Sin embargo, esto no significa que tales prácticas no deban ser señaladas, pues al final, todo sistema es perfectible, y la única forma de comenzar a cambiar algo es señalar lo que no parece correcto, sobre todo porque tales prácticas enquistan el avance científico, cerrando espacios para nuevas generaciones, y así acentuando la desigualdad de oportunidades. A fin de cuentas, en el ámbito científico, deberíamos ser capaces de entender que nada debe estar por encima de la rigurosidad que exige su propio método, y eso debería aplicar en todo su ámbito, no excluyendo al de su divulgación. 

Quizá en un futuro, la Ciencia vuelva a ser de dominio público (si es que alguna vez lo fue...), donde esté abierta a todo el mundo sin necesidad de tiempos de espera excesivos ni suscripciones, a fin de que para que una investigación se convierta en una verdad científica, pueda ser evaluada y en su caso refutada por cualquiera que esté capacitado para hacerlo, sin necesidad de intermediarios, pues en algunas ocasiones, la experiencia de los revisores de una revista en particular, no es suficiente para valorar un trabajo de investigación de vanguardia. Con lo anterior, se esperaría que la calidad de la Ciencia vuelva a ser la prioridad; en tanto eso sucede, pienso que las revistas de acceso abierto sin cuotas deberían convertirse en el modelo a seguir; y no estoy haciendo referencia a ningún "ismo" en particular, de hecho, creo que si existen ganancias económicas de por medio, como consecuencia de una investigación o desarrollo tecnológico realizado, los autores deberían tener derecho a ser partícipes de tales beneficios, porque si no fuese así, volveríamos al principio, donde unos obtienen ganancias desorbitadas por el trabajo y esfuerzo descomunal de otros.

"La comodidad que implica trabajar sentado o "con la cabeza", nunca debería considerarse superior al trabajo realizado mediante esfuerzo físico; ¿acaso tus documentos y computadora te llenan el estómago o te protegen de la lluvia?" CP


  

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